La adolescente de Feliciano, víctima de un feroz ataque en su escuela, perdió el 90% de la visión de un ojo. «Alguien tiene que ponerse los pantalones porque este nivel de violencia está instalado en todos lados», dijo su madre.
Marilú Dalzotto es la mamá de Mélody, la joven de Feliciano que el pasado 1 de octubre sufrió el desencadenante del bullying.
El lamentable episodio fue durante la hora de educación física de la Escuela Normal Superior de esa localidad. «Además de este episodio de violencia física, Mélody venía sufriendo violencia psicológica y verbal, esto se manifestaba principalmente de un grupo de estudiantes que siguen las órdenes de tres o cuatro líderes, con palabras agresivas y aislamientos».
Aparentemente, las buenas notas de la adolescente y la carrera que lleva adelante como cantante habrían sido la causa de la cobarde actitud de las estudiantes involucradas.
Del momento que desencadenó las agresiones físicas más fuertes contó que fue durante la clase de educación física, «cuando el profesor creo que estaba tomando asistencia y ellas jugaban al vóley, a unos chicos que estaban cerca se les escapa una pelota y le piden a la agresora que se las pasara, llamándola con el nombre de mi hija, Mélody, cosa que la sacó de sí, primero con agresiones verbales y después con patadas, ella para protegerse bajó la cabeza, y ahí fue que la lastimó en los ojos, la nariz, la boca, lengua, dientes».
Luego de la terrible agresión, Mélody fue vista por médicos, «el oftalmólogo le dijo que lamentablemente perdió el 90 por ciento de la visión del ojo derecho, porque una de las patadas le deformó la córnea».
La mamá de Mélody remarcó que «alguien tiene que ponerse los pantalones en este tema, porque este nivel de violencia está instalado en todos lados». Además dijo que en horas de la noche del mismo día se comunicó con la directora de la escuela, «le dije lo que había pasado y me dijo que no era para tanto, pero creo que le estamos restando importancia a la educación que acá no se está brindando por parte de los docentes».
Dijo que «no hicimos denuncia esta vez en fiscalía, la fiscal actuó de oficio y muy bien, pero nosotros ya habíamos hecho antes una denuncia porque en la anterior escuela la habían tirado del colectivo en marcha, ahí sí realizamos la denuncia, el director de esa escuela se había comprometido a realizar talleres y tareas preventivas pero nunca se cumplieron, entonces se decidió cambiarla de escuela, y ahora pasó esto».
En este momento Mélody no está concurriendo a la escuela, «no la vamos a exponer de esta manera, además se siente mal y con vergüenza. Ayer recibí un llamado de la departamental de escuelas donde me ofrecían ayuda psicológica y de una psicopedagoga, pero ella en lo pedagógico no necesita, y psicológica me parece que tendría que ser más para la agresora que para ella».
Del ánimo de la familia Marilú explicó que están «devastados, no nos imaginábamos algo así, yo en lo personal me siento culpable, porque ella me decía lo que sufría con esos tratos y yo le decía que aguante, que quedaban sólo tres meses y que el año que vienen se veía qué haríamos».