En medio de una debacle que los especialistas consideran histórica, la provincia de Entre Ríos es presentada como “un oasis en medio del desierto”: alcanza los mejores rindes de trigo por hectárea del país, con un promedio de 3.500 kg/ha, que supera el tradicional liderazgo bonaerense.
Y eso que Entre Ríos no quedó al margen de la sequía. De hecho, de junio a octubre las lluvias también fueron muy por debajo de lo normal. Pero el inusual frío, que en otras zonas castigó duro en forma de heladas tardías, en la Mesopotamia resultó favorable.
“Tuvimos un clima parecido a Tandil”, graficaron los técnicos del Sistema de Informaciones de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER), explicando que “con temperaturas de 15 grados, la tasa de llenado fue excelente”. Y además, las bajas temperaturas -y las escasas lluvias- redundaron en una baja presión de enfermedades.
Todo ello permitió aprovechar el agua que había en los perfiles del suelo desde fines del verano e inicio del otoño, en un territorio que como su nombre lo indica está rodeado de cursos de agua.
A nivel nacional, se alcanzó el 60% de la recolección prevista para la campaña 2022/2023, que sumaría solo la mitad de volumen respecto de un año atrás: entre 11 y 12 millones de toneladas versus 22,4 millones, según consignó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Fuente: Clarín