Hace 11 meses, Javier Milei sorprendió al proponer a Ariel Lijo y a Manuel García-Mansilla como jueces de la Corte Suprema de Justicia. En este largo tiempo, sólo el pliego del actual juez Federal obtuvo dictamen en la comisión de Acuerdos del Senado. El del académico sigue cajoneado. La novedad es que ahora la Casa Rosada se dispone a jugar fuerte.
Desde el Gobierno le ordenaron al oficialismo del Senado que active una sesión para este viernes para tratar en el recinto el pliego de Ariel Lijo (el de García-Mansilla no se puede por carecer de despacho de comisión).
Todos los poroteos que manejan entre los libertarios, sus aliados y también los opositores indican que hasta ahora la Casa Rosada no está ni cerca de la mayoría especial de dos tercios de los senadores presentes que se necesitan, según establece la Constitución, para nombrar a un juez del máximo tribunal.
De cantar todos el presente, se necesitan 48 votos. Sin la ayuda de parte del peronismo es imposible. El Gobierno va a un todo o nada.
Un referente del oficialismo describió a Clarín un cuadro más desolador. Sostuvo que no es que están lejos de los 48 votos sino que directamente no tienen garantizados los 37 que se necesitan para el quórum y arrancar la sesión.
Pero el Gobierno igual aceleró y reclamó que el pliego se trate este viernes. Este miércoles a partir de las 10 habrá una reunión de Labor Parlamentaria de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, con todos los presidentes de bloques.
Se buscará acordar un plan para la sesión prevista para este jueves, donde el oficialismo buscará sancionar la suspensión de las PASO y posiblemente pliegos de diplomáticos y de ascensos de militares.
En esta sesión el quórum -Unión por la Patria no lo facilitará- también asoma en duda. Por esa razón, antes de su arranque el oficialismo pretende realizar la sesión preparatoria en la que se eligen las autoridades del Senado. Es una táctica para lograr que haya luego las suficientes bancas ocupadas para arrancar la siguiente sesión.
Se espera que en la preparatoria, el libertario Bartolomé Abdala, por caso, sea reelecto como presidente provisional del Senado. Abdala estará a cargo de presidir, luego y en caso de que se concreten, las sesiones de este jueves y viernes: por el viaje de Milei a Estados Unidos, Villarruel quedará a cargo del Poder Ejecutivo y no podrá poner un pie en el recinto de la Camara alta.
De haber quórum este jueves, todo indica que el Gobierno logrará llevarse un triunfo del Senado. La de la suspensión de las PASO de este año sería la única ley sancionada durante el actual período de sesiones extraordinarias.
La aprobación solo la lograría con fugas en el bloque de Unión por la Patria: ya algunos gobernadores peronistas anunciaron que estaban a favor de que no haya primarias y ordenaron a los senadores que les responden que voten a favor de la norma. Ahí no parece haber demasiado misterio.
Pero lo de Lijo asoma bloqueado. Aunque algunos senadores de Unión por la Patria -Lucía Corpacci, Claudia Ledesma de Zamora y Sergio Uñac- acompañaron su pliego, la decisión hasta ahora mayoritaria en el bloque que comanda José Mayans es no votar al juez salvo que el Gobierno abra una negociación con el peronismo: reclaman que Milei baje a García-Mansilla y que ellos puedan nombrar en ese asiento a una mujer.
Pero la administración libertaria no accedió a ese pedido. Entienden que Lijo tiene afinidad con el peronismo y que, por lo tanto, es el candidato de ellos. En Unión por la Patria se ríen de la argumentación.
Según circula en el Senado, los apoyos que cosechó Lijo para su dictamen fueron fruto de su propia muñeca política -llamativamente esta semana se tomó licencia en su Juzgado Federal- y de la ayuda de Ricardo Lorenzetti, juez de la Corte.
El Gobierno ahora podría aportar algunos apoyos más -se habla de contactos con gobernaciones-, pero no los suficientes.
Cambio de agenda y cierre de capítulo
Igual, la idea de los estrategas del oficialismo es ir a la sesión. Por un lado, porque buscan sacar de la agenda pública el escándalo del criptogate, que salpica a Milei y su hermana Karina. Por el otro porque buscarían cerrar este capítulo de 11 meses que no llevaron a nada.
Así, en caso de ser rechazado el pliego de Lijo, el Gobierno avanzaría con un plan B.
Designar por decreto a dos jueces en las vacantes que hay en la Corte Suprema. García-Mansilla, se dice, ya habría dado su OK. Lijo, en cambio, no aceptaría esta opción: si es nombrado en comisión, debería renunciar a su Juzgado Federal. Y lo de estar en comisión puede tener un plazo demasiado corto. Cambian los vientos políticos, y debería despedirse del máximo tribunal.
El puntano Bartolomé Abdala quedará al frente de la sesión por el viaje de Milei. Foto: Federico López Claro.El puntano Bartolomé Abdala quedará al frente de la sesión por el viaje de Milei. Foto: Federico López Claro.
Así, y en caso de que Lijo no acepte llegar por decreto, el Poder Ejecutivo avanzaría con la designación de otro jurista por esa vía que -dicen en el oficialismo- habilita la Constitución. Se habla de una mujer. Sería una forma de evitar las acusaciones de «machirulos».
De nombrar a dos jueces por decreto y en comisión, ambos podrían permanecer en la Corte hasta el 28 de febrero de 2026, es decir hasta el próximo período legislativo. Incluso, en una interpretación forzada, podría volver a designarlos en los años siguientes.
En el peronismo sostienen que si Milei designa en comisión a García-Mansilla, el bloque de inmediato rechazaría su pliego y se caería su designación.
Juristas libertarios dicen que eso no sucedería: «La Constitución dice que si es nombrado tiene garantías de estabilidad para permanecer en el cargo y solo puede ser removido por juicio político».
Un abogado de consulta del Gobierno agrega: «Aunque no es necesario, el Poder Ejecutivo podría retirar el pliego de García-Mansilla para evitar pagar el costo político que en una de esas le rechacen el pliego».
Un detalle importante. Corre que Horacio Rosatti, presidente de la Corte, no aceptaría tomarle juramento a dos jueces nombrados por decreto. Es una paradoja: el propio ministro aceptó esa vía de designación de Mauricio Macri, aunque luego logró el acuerdo del Senado.
Según versiones, Rosatti le habría hecho llegar a la Casa Rosada su posición. La habría justificado en que en 2016, cuando él mismo y Carlos Rosenkrantz, fueron designados por decreto, una anterior configuración del máximo tribunal decidió que no era válida el nombramiento en comisión.
Fuente: Clarín