Por Emiliano Damonte Taborda
El 2021 fue un año extremadamente complejo. O tal vez fue un año extremadamente simple, y en realidad lo que nos cuesta es salir de la expectativa de complejidad. Muchas veces las cosas se deciden y definen por factores que nosotros consideraríamos casi “domésticos”.
Hace unas semanas una sesión de la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Nación, se definió después de casi 24 horas erráticas, por un exabrupto. Máximo Kirchner dijo cosas que podía decir en otro momento, con menos en juego, y para alegría de pocos y problemas de muchos, la sesión terminó no aprobando el Presupuesto 2022. En esos días escribí una nota titulada: “Una guerra puede desencadenarse por una constipación”. Este título busca explicar una idea que define un poco lo que personalmente me deja el 2021. La idea de que, como decía al principio, las cosas se definen en procesos sencillos, emocionales, de club de barrio, sin que medie sistema alguno.
Y acá entra la otra palabra clave del 2021: Sistema. En realidad es la palabra clave debido a su ausencia.
La importancia de un sistema se hace tangible durante la gestión. A medida que uno debe enfrentar problemas complejos, que van más allá de la capacidad de los individuos para su solución, comienza a notarse con claridad la presencia de un sistema, no debería ser necesario aclarar que del mismo modo, comienza a hacerse evidente su ausencia. Desde afuera, el funcionamiento de algunos procesos es un misterio. Uno da por descontado que funcionan y punto. Pasa con organismos como puede ser un Ministerio, una cámara del Congreso, un Gabinete de Ministros, un bloque en una Cámara, etc. Uno no conoce todos los procesos de su “sistema de funcionamiento”, uno simplemente imagina que si están allí, debe haber un sistema que los regula y les permite funcionar por encima de los limites de los individuos que lo componen. ¿Cómo sabemos si esto está funcionando de esta manera? Hay señales claras.
“Cuanto más fuerte es la incidencia en las decisiones de los individuos, más débil es el sistema”
Es decir: la incidencia del individuo en el resultado, es inversamente proporcional a la calidad del sistema.
Si algo nos dejó este año, es la clara noción de que los sistemas que nos gobiernan, son extremadamente débiles. El exabrupto de Máximo que nos dejó sin presupuesto, no solo dejó al desnudo las debilidades de la coalición de Gobierno de la que forma parte. Al mismo tiempo dejó al descubierto la debilidad de la Oposición, que minutos antes estaba dispuesta a negociar la aprobación y minutos después, en una reacción más acorde a una reunión de Consorcio, decidió bochar el “impresentable” proyecto. Si éste era impresentable, lo era desde el tratamiento en Comisión, un sistema sólido no debería haber permitido que pase siquiera esa instancia. Instancia que no solo superó, sino que terminó siendo bochada por que a un par de lideres de bloque les subió la adrenalina y en caliente decidieron votar en contra.
Aclaro otra vez, que considero que ese presupuesto no hubiera debido siquiera entrar al recinto. Pero no es sobre el tema en particular que quiero detenerme, sino sobre la fragilidad del sistema de toma de decisiones de quienes hemos elegido para gobernarnos.
La incoherencia del Gobierno de Alberto y Cristina, o viceversa, está ampliamente documentada. Esta reflexión de fin / principio de año, bien podría ser la descripción de una de las sucesiones de torpezas más grandes que la historia Argentina recuerde, en todo sentido. El repaso de un desgobierno, que culminó con una derrota electoral histórica para el Peronismo “unido??”. Pero hacer un repaso y hablar de nuevo de Ginés González García, del “Cumple de Fabiola”, de la cantidad de veces que Alberto dio por cerrado el acuerdo con el FMI, de los cepos de todo tipo impuestos a los sectores productivos, de la brecha cambiaria, de la inflación, de la incapacidad de Feletti, de la vergonzosa posición de Matías Kulfas, de los sabotajes de Cristina a su Presidente, de sus proyectos de impunidad, del desastre gestional de Kicillof en la Provincia de Buenos Aires, Aníbal, Manzur, Soria, etc, hablar de todo esto sería fácil, largo y aburrido. De ese relato seguiremos encargándonos a lo largo del año desde las paginas de Redes de Noticias, desde nuestro Ig @redesdenoticiasar y desde nuestro programa de radio “Lo que queda del día” que volverá al aire entre febrero y marzo por oidmoralesradio.com.ar.
Lo que aquí me gustaría destacar como conclusión, es la debilidad general de nuestro sistema. La oposición recibió un espaldarazo fuerte del electorado en noviembre, un resultado que cambió la relación de poder en las Cámaras y que debilitó al Gobierno, poniéndolo en jaque en todos los frentes. La Justicia, que siempre actúa en relación con las oscilaciones de poder, leyó esto y acorraló al Gobierno declarando inconstitucional la conformación actual del Consejo de la Magistratura e intimando a que el Congreso con una nueva conformación, promulgue una ley nueva que respete el equilibrio que Cristina había diezmado hace más de 15 años. Si así no lo hiciere en 120 días, una Corte Suprema claramente en conflicto con el Gobierno, tomará el control del Consejo.
Mientras tanto, después de haber bochado el presupuesto, la oposición no fue capaz de hacer que todos sus diputados se sienten juntos en una sesión especial que ellos mismos habían forzado. Esta es una muestra de manual de “management”, de ausencia o debilidad de sistema. Pocos días después, la Señora Sendora por La Rioja de Juntos por el Cambio, se hizo la vivaracha y saboteó una votación favoreciendo los intereses del Frente de Todos en el Senado. Mientras tanto el radicalismo sigue con sus peleas intestinas y generando nuevos bloques, disensos y consensos.
Sostengo desde ya hace mucho, que el Frente de Todos tiene un problema serio que no tiene solución: está manejado por incapaces. No dudo un segundo en afirmar, como digo siempre, que no son capaces de organizar un “cumpleaños de 15” (¿o un funeral?).
Mi pregunta a modo de reflexión al cierre de este año tan complejo es: ¿Juntos por el Cambio estará en condiciones de organizar un 15? Se trataba de hacer sentar a todos sus diputados en el recinto, a la hora indicada y el día indicado para que votaran en bloque. Se trataba también, si se quiere, de llevar como candidatos a gente de confianza, que hubiera demostrado con su trayectoria sus ideas y capacidad.
Dejo la pregunta planteada a modo de provocación. Es hora de despertarse y comenzar a construir sistema.