Mientras el gobierno anuncia avances de obras inconclusas, el nosocomio infantil se sigue «cayendo a pedazos». Parte de la mampostería se desprendió y cayó sobre un médico.
La decadencia del Hospital de Niños San Roque sigue su curso: el sábado, en la sala de recepción, donde los neonatólogos reciben a los recién nacidos, se cayeron de lo alto de la pared varias filas de azulejos. Uno de los profesionales recibió buena parte de la mampostería rota, pero “gracias a Dios”, dicen los profesionales, el bebé que estaba siendo atendido no fue afectado.
La situación del Hospital San Roque, centro de referencia provincial en la atención de embarazadas, recién nacidos, niños y adolescentes, es cada vez peor.
Sin ir más lejos, este sábado en el San Roque pudo haber ocurrido una tragedia irreparable a causa de la fragilidad en que se encuentran sus dependencias.
Esta vez, el accidente ocurrió en la sala de recepción de la Maternidad. Se trata de la habitación lindera a la sala de partos, donde los neonatólogos reciben y revisan a los recién nacidos.
En el trajín cotidiano, mientras uno de los médicos de guardia iba a recibir a un recién nacido, los azulejos que revisten las paredes humedecidas de la sala de recepción, estallaron como vidrios rotos cayendo sobre los que circulaban en el sector y especialmente sobre el profesional.
“Por suerte, al bebé no le pasó nada”, dijo una de las fuentes consultadas por Entre Ríos Ahora.
Para los médicos, claro, la situación no es ninguna novedad: “El hospital se cae a pedazos en muchos sectores, no es raro que pase esto”, señaló uno de los consultados.
Los azulejos rotos, por lo menos de cinco filas, se diseminaron por toda la superficie del cuarto, luego se limpiaron, se arrojaron a la basura y aquí no ha pasado nada.
“La puerta de la sala de partos está rota hace ocho meses y ahora directamente quedó inutilizada porque se terminó por salir”, comentó otro de los trabajadores de la salud que hablaron con este sitio, para graficar el estado de abandono.
La realidad del San Roque que se cobró la renuncia de la directora del servicio de Maternidad Liliana Rosenbrok en noviembre del año pasado, luego de cuestionar la inacción del Ministerio de Salud, no ha cambiado prácticamente en nada.
“La parte antigua está en ruinas, la sala de parto y el quirófano utilizan camillas vetustas y los baños refieren más a pabellones de unidades penales que a una maternidad de referencia en la provincia”, describió este sitio en una recorrida por el lugar.
Reflejaba esto otro: “Por momentos parece una comedia dramática de enredos. Los médicos que atienden a los más de 300 partos mensuales que se realizan en el San Roque son suplentes. Los cargos están concursados, pero el Ejecutivo provincial no se decide a finalizar el trámite burocrático. Los enfermeros no dan abasto, porque la capacidad del servicio fue ampliada, pero no así el recurso humano. Ni siquiera con las habitaciones nuevas el San Roque puede responder de modo óptimo a las necesidades de la población”.