Por Emiliano Damonte Taborda
En estos días circuló un informe que Federico Bernal le envió a Cristina Kirchner un año atrás, criticando el proyecto de “ley de hidrocarburos” que terminó archivado en el Congreso sin pena ni gloria. La mecánica de los acontecimientos que terminaron de empantanar la ley, son un claro ejemplo de como ha manejado nuestros destinos el Kirchnerismo durante la Vicepresidencia de Cristina Kirchner.
El jueves 15 de julio del año pasado el gobierno tenía previsto presentar el proyecto de ley de hidrocarburos en Calafate en un gran acto encabezado por el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Fernández de Kirchner.
Todo estaba previsto y armado para un gran lanzamiento, un relanzamiento de la gestión como solían decir, que se llevaba a cabo en el feudo de la vicepresidenta a menos de dos meses de las PASO. Sin embargo, de un momento para el otro Cristina tomó la decisión de suspender el acto, y por supuesto el evento se suspendió. Para justificar el hecho, el Gobierno dejó trascender que se estaban negociando algunos cambios con con las empresas.
Un proyecto de ley de hidrocarburos no es el menú de una fonda.
Sin profundizar en el proyecto, no caben dudas que en el desarrollo de una ley semejante intervienen decenas de técnicos, especialistas y juristas. Miles de horas de trabajo, análisis y desarrollo son necesarias para armar un esquema que dé forma a las políticas en materia de hidrocarburos de un país. Se trata de un proceso complejo que requiere meses, sino años de minucioso trabajo.
Por una carta
¿Que hizo entonces que la vicepresidenta condenara a muerte el proyecto?
A través de Oscar Parrilli, a ultimísimo momento, Federico Bernal le hizo llegar un extenso informe en el que el funcionario de la Secretaría de Energía le marcaba los que, según él, eran los defectos del proyecto de ley que se estaba por lanzar. En este informe, se dedicaba también a criticar a todos los que habían intervenido el proyecto. Desfilaban Matías Kulfas, Sergio Massa, Darío Martínez y cuadros de Cámpora que no eran del agrado de Bernal.
El informe escrito in extremis por quién hoy es subsecretario, justamente de hidrocarburos, fue suficiente para que Cristina tirara por la borda el trabajo de varios equipos y condenara a muerte al proyecto de “ley de Hidrocarburos” del gobierno de Alberto Fernández, que terminó siendo presentado al Congreso en Septiembre para nunca ser tratado.
¿Cómo se decide en el Gobierno?
Esta nota de opinión, no busca analizar ninguno de los aspectos de la ley de hidrocarburos fallida. Si busca en cambio, poner en relieve el método decisional de la vicepresidenta, y la absoluta falta de peso específico que tuvo el presidente a lo largo de toda su gestión.
Hoy Argentina navega en medio de una crisis energética en la que lo más evidente, es la ausencia total de una política en materia. La quita de subsidios, ha desnudado una serie de inconsistencias, incoherencias, incapacidades, dificultades técnicas y comerciales, que son el reflejo de la ausencia total de una idea unificadora en la gestión energética.
En nuestro país, decisiones estructurales, se toman de manera del todo coyuntural. En este caso, una ley estructural fue desplazada por medio de una decisión casi doméstica. Una carta secreta, redactada en algunas horas, llevada por un colaborador estrecho, en medio de una pelea política que al final del camino no es otra cosa que una pelea por la caja, pasión de todo camporista. Una carta secreta, que desplaza el trabajo de decenas de especialistas y la que había sido, más allá de su calidad, una gestión oficial llevada a cabo por las vías correspondientes.
Así se deciden los destinos estratégicos de nuestro país. Como en una sociedad de fomento eligiendo el menú del bufet.
Fuente: Econojournal