Se cumplieron 10 meses de administración de Javier Milei y el principal socio del jefe de Estado vuelve a tensar la relación con el Gobierno. Mauricio Macri hizo un rally mediático en el inicio de esta semana, con críticas moderadas sobre aspectos institucionales. Pero la mirada del fundador de PRO es bastante más dura en privado, y en su entorno aseguran que está perdiendo la paciencia. En la Casa Rosada, sin embargo, están envalentonados por la marcha de la economía y las encuestas favorables, y se desentienden de ese malestar. Aseguran que no recibieron ningún reclamo últimamente y están convencidos de que su aliado está compelido por su electorado a respaldar al jefe de Estado.
En PRO aclaran que la relación con el Presidente está intacta, e incluso proyectan una nueva reunión bilateral, privada, para la semana que viene, antes de que ambos viajen al exterior. Pero el jefe de PRO sigue disconforme con el trato que recibe de parte del círculo íntimo del jefe de Estado.
Karina Milei nunca lo recibió, y no volvió a tener novedades de Santiago Caputo, con quien se vio dos veces en el último tiempo pero no logró una sintonía ni una regularidad. “Con Javier está todo bien, nos reunimos y dice que vamos a ir juntos. Pero mirás un metro para abajo y la cosa cambia”, le dijo Macri a un colaborador en la intimidad esta semana. “La actitud de parte de ellos siempre fue de frienemies. Lo percibimos desde el principio, desde el pacto de Accasusso. Ahora tiene que cambiar”, lanzaron en su círculo.
Macri está convencido de que tiene espacio para maniobrar, y quienes lo frecuentan aseguran que más temprano que tarde no vacilará en escatimarle apoyo si no registra cambios tangibles en la dinámica de la relación. “No hay ninguna duda de que podemos corrernos”, decretó, con talante serio, un alto mando de PRO.
El ex presidente está seguro de que el riesgo país se derrumbó gracias al respaldo de su partido, y que la confianza de los mercados en el Gobierno está asegurada por el mismo motivo. Lo mismo plantean en el plano internacional: “Milei genera curiosidad en el mundo, que no es lo mismo que generar confianza”, sueltan. En Balcarce 50 se asombran de ese tipo de lecturas. “El único motivo por el que hay credibilidad es que la macroeconomía funciona”, contrapusieron.
En el partido socio lamentan que el “modelo” Gobierno-PRO no haya funcionado como Macri esperaba. “Tenemos una sociedad, donde colaboramos, pero no hay correlación del otro lado”, insisten en las filas macristas. Citan distintos temas: la elaboración inconsulta de la lista de pliegos de jueces para ocupar las vacantes en los juzgados; la modificación de la ley de Acceso a la información pública, y la insistencia en la designación de Ariel Lijo para la Corte Suprema.
Confiado en que Milei no puede aprobar ni resistir iniciativas legislativas sin el apoyo de los legisladores de PRO, el macrismo amenaza con quitarle el respaldo habitual al oficialismo en el Congreso. En particular, en tres temas que preocupan particularmente al Gobierno y que están a punto de debatirse en el recinto: el freno de los proyectos que impulsa la oposición dura para limitar el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente; la ley de Presupuesto; y el impulso al plan de LLA para eliminar las PASO antes de fin de año.
Ante los reclamos, en la Casa Rosada oscilan entre la despreocupación y la incomodidad. En un alto despacho desestimaron los reclamos de Macri y aseguraron que Caputo no volvió a recibir pedidos específicos. “Debería empezar a soltar”, sostuvo un asesor del círculo íntimo del primer mandatario.
En otra oficina central del Palacio fueron más allá y se fastidiaron: “Su estrategia insistente no funciona. Karina y Santiago no funcionan con presiones, este es un gobierno cabeza dura, no va esa táctica”, dijeron. “Mauricio va a tener que asumir que todos los escenarios lo desfavorecen. Quizá ya pasó su momento”, agregaron.
Incluso deslizaron que el PRO corre peligro de perder la Ciudad por la “gestión horrible” de Jorge Macri. “Si fuera Mauricio, me aseguraría que me dejen cuidar mi bastión a cambio de gobernabilidad”, amenazó un colaborador de Milei a sabiendas de los planes de Karina Milei de afianzar y engrosar a LLA a nivel porteño. Y añadió que perciben que Macri está “solo” en su postura demandante. “Más allá de Jorge Macri, los otros gobernadores, como (Alfredo) Cornejo, (Maximiliano) Pullaro y (Rogelio) Frigerio, no están alineados para romper”, sostuvieron.
Es cierto que varios mandatarios del interior parecieron entender esta tendencia y se cuidan mucho de cuestionar al Ejecutivo: cada vez que lo hacen, reciben malas noticias de los estudios de focus group sobre sus respectivos niveles de imagen.
Gestos
Los libertarios creen que ya hicieron lo suficiente para contener a los socios. Enumeran que Santiago Caputo afinó el diálogo con Cristian Ritondo; que empezó a participar en las mesas de coordinación legislativa de los lunes; y que acaba de darle la titularidad de la Secretaría de Energía a Macri.
Pero además, están convencidos, como desde el día que Milei venció a Patricia Bullrich, de que el PRO no tiene margen para diferenciarse del Gobierno sin riesgo de perder a su electorado. Sobre todo cuando el Presidente acaba de revertir su primera caída en las perspectivas de la opinión pública. Como dieron cuenta las principales encuestadoras esta semana, ronda o supera los 50 puntos de imagen positiva. “Al Gobierno le está yendo muy bien en serio”, deslizó, con tono calmo, un funcionario.
Además de demandar ser consultado, Macri pide lo de siempre, que Milei “se deje ayudar” en una gestión que estima deficiente. La demora en la licitación de la hidrovía y el estado de las rutas tras casi un año de freno de la obra pública son algunos de los ejes que lo preocupan, a pesar de que tiene a disposicón un equipo técnico dispuesto a desembarcar en Vialidad, liderado por Guillermo Dietrich.
“El problema es que siempre va a querer más, los reclamos son interminables, infinitos. No hay solución”, se quejan en Balcarce 50, donde lejos de ver una intención de ayudar perciben un intento de ganar poder.
Macri mueve sus fichas con sigilo. Y matiza los cuestionamientos -cuestionó la “auditoría” en la Cancillería- con elogios -como con el tuit de Milei que reposteó en X sobre la merma en la cantidad de jóvenes que dejan el país-. Además, en sus reapariciones esta semana omitió avanzar a fondo con dardos contra Santiago Caputo y Karina Milei como hace dos meses, ante los micrófonos.
Es que desde aquellas señales de protesta recibió con cierto grado de optimismo la designación de María Tettamanti en Energía, un área de peso que superó escasa la colaboración de PRO en áreas que consideran secundarias, como Parques Nacionales y la secretaría de Deportes (los macristas no consideran como parte de la sociedad los cargos del resto de los funcionarios provenientes de las filas de PRO que ocupan segundas líneas, como en Cancillería).
Sin embargo, vio la designación de Tettamanti como un primer paso de un camino que vieron interrumpido, y piden que haya un acuerdo institucional, integral: Macri piensa que ya dejó en claro cuáles son sus reclamos y no recibe respuestas que lo satisfagan.
En el fondo subyace el problema de las elecciones del año que viene. En el macrismo dicen que nunca tuvieron un contacto relativamente formal de parte del Gobierno. “Nos enteramos de sus planes y estrategias por los medios”, sostuvo un dirigente. Al contrario: las únicas acciones concretas que percibieron fueron negativas. Por ejemplo, citaron con malestar la reciente presentación de una delegada de Karina Milei en la Ciudad, de una “ley Bases” a nivel porteño sin consultarlo con el jefe de Gabinete y primo del ex presidente, Jorge Macri, ni con su tropa en la Legislatura.
Ritondo, delegado de Macri para llevar el día a día de la relación con el Gobierno, estuvo de viaje en Estados Unidos esta semana. Regresó el sábado, y el lunes reunirá a su tropa para que decidan en conjunto cómo posicionarse en la sesión del día siguiente. Es posible que de ese encuentro surja una posición dura. Pero Macri cuenta con la voluntad Milei, que delega el grueso de las negociaciones políticas en su hermana y el consultor, pero se encarga de manera personal de hablar con el ex presidente, por chat y en encuentros esporádicos.
En la fuerza aliada están seguros de que el Presidente planea generar un acuerdo, pero no quieren seguir esperando a que se haga realidad. Del otro lado no cambian de posición. Mientras resisten el ímpetu de Macri, empiezan también a impacientarse. Pero deslizan que Milei no tiene dudas de la necesidad de acordar. “Es con ellos, pero a nuestro tiempo”, dijeron.
Fuente: Infobae