En medio de esta crisis energética, las más ásperas luchas en el poder son por caja. Prolijamente, Cristina se encargó de ubicar en dos lugares estratégicos a dos de sus hombres de mayor confianza, el Secretario de Energía Darío Martínez y Federico Basualdo, subsecretario de combustibles.
Hace menos de un año, el Ministro de Economía Martín Guzmán, harto de pelear con “La Cámpora” por el tema subsidios a través de Basualdo, quiso terminar con el asunto cortándolo de cuajo, y despidió al subsecretario de Combustibles, dependiente de su Ministerio. Este nunca se fue, y aunque Guzmán tuvo el apoyo del Presidente, fue imposible sacar a Basualdo de la subsecretaría. Crisis política.
Esta historia tuvo repercusiones importantes. El diario español “El País”, tituló: La incapacidad de Alberto Fernández para destituir a un subsecretario abre una crisis política en Argentina. No fue la primera crisis de un Gobierno que nació en crisis política por el manejo del poder real.
La caja que maneja el Secretario de Energía es descomunal, hoy estamos hablando de miles de millones de dólares como de caramelos. No hay que olvidarse: el que maneja la caja tiene el poder. El Ministerio de Economía parece sufrir el mismo mal de desbalance del que sufre todo el Ejecutivo.
La carta
Ayer, el Secretario de Energía, Darío Martínez, envió una carta al Ministro de Economía, en la que luego de lamentarse de una serie de factores, advierte sobre la crisis energética que amenaza al país. Una crisis que está a las puertas.
Después de un montón de excusas y acusaciones, Martínez dice en su carta, que debido al techo presupuestario que fijó Guzmán “NO se podrán pagar los cargamentos de GNL y de gasoil que fueron contratados para que arriben durante el corriente mes al país y que IEASA y CAMMESA respectivamente deben atender en dólares, en forma anticipada”. “Sobrevendrá una crisis por falta de combustibles para alimentar las centrales térmicas del país”, agregó el secretario como un Profeta del Antiguo Testamento.
El resto de la misiva es de poco valor, en realidad, todo lo que dice la carta carece de valor. No sirve más que para considerar que estamos manejados por una banda de inútiles que se pelean por la guita.
Independencia energética
La cuestión de la independencia energética es estratégica, debe haber pocas más importantes en el país. Ayer, los diarios explotaron por la carta de Domínguez, pero la verdad es que este tema ha aparecido solo de manera marginal y en medios especializados a lo largo del tiempo.
El año pasado se destinó el polémico impuesto a las grandes fortunas, a financiar el inicio de la Obra del gasoducto Néstor Kirchner. Se trata de unos 500 millones de dólares que están separados para comenzar a resolver uno de los problemas más delicados que enfrenta la Argentina, conectando el inmenso yacimiento gasífero con las necesidades del país.
Procrastinación, negligencia o sabotaje
En diciembre 2021, por motivos que los especialistas consideraban incomprensibles, el ejecutivo había estirado demasiado la puesta en movimiento de ese dinero y por lo tanto el inicio de la obra. A mediados de enero se siguieron postergando decisiones que nos hubieran puesto más a reparo. Se pateó para adelante la negociación de un aumento de provisión desde Bolivia y se siguió dejando para momentos más propicios la compra de unos 60 buques que traerían el gas necesario para pasar el invierno. Los precios eran demasiado altos, los muchachos del Ministerio de Economía no se ponían de acuerdo, los dólares no estaban, el acuerdo con el FMI no estaba firmado, Guzmán no estaba de acuerdo con el manejo discrecional de semejante cantidad de guita por parte del equipo de Cristina.
Igual no pasaba nada, estábamos discutiendo durante el invierno europeo, la primavera traería una baja del consumo mundial y una mejora en los precios. Discutan tranquilos chicos.
Mientras nosotros nos mirábamos el ombligo (me pregunto que hacían los embajadores en Moscú y Kiev en esos momentos) el precio se iba recalentando a medida que la situación entre Rusia y Ucrania se iba complicando. Esto no fue algo que pasó de un día para el otro, se vio venir y hubo posibilidades de comprar antes del conflicto a precios muy inferiores a los de hoy, incluso hubo posibilidades de arreglar un aumento de la provisión de Bolivia. Pero La Cámpora y Alberto, estaban midiéndose los atributos y peleando por la caja.
Ayer Martínez envió esa carta escandalosa que habla de la división, la negligencia, la incapacidad, la ceguera y la ambición de todos. De Alberto, Guzmán, Martínez, Basualdo, Cafiero, los embajadores en Rusia y Ucrania y por supuesto de Cristina y su gobierno esquizoide.
La crisis energética la va a sufrir todo el mundo, la industria y los usuarios domésticos. Hoy hacen falta unos 5.000 millones de dólares para cubrir las necesidades del país durante el invierno que se va acercando. Solo para cubrir los compromisos de marzo se necesitan 1500 millones. La plata podría estar o no, eso se verá, pero existe también la posibilidad cierta de que el gas no esté disponible y la casi certeza de que los tiempos logísticos para este tipo de maniobra son largos.
Yo ya fui a lo del gringo y compré dos garrafas, así si no tengo luz por lo menos me caliento unos mates, con agua del molino a viento. Una vuelta al querido siglo XIX. Ya ni me caliento… (literalmente, si no hay gas y luz)