Redes de Noticias

Corrupción: por este «camino», «Nunca más» / Por Emiliano Damonte Taborda

Con Cristina condenada en Casación se cierra un ciclo importante sobre todo desde el punto de vista histórico. La causa Vialidad cierra un “camino” por el que la corrupción no podrá transitar “Nunca más”; fortalecimiento de las instituciones y robustecimiento de métodos y organismos de control son indispensables para contener las nuevas formas del flagelo, pero no le quitemos mérito al enorme trabajo realizado 

Néstor Kirchner, José López, Cristina Kirchner
Néstor Kirchner, José López, Cristina Kirchner

Esta mañana conversando acerca de la esperable decisión de la Sala IV de la Corte de Casación Penal, un querido amigo me dijo: “iguál, esto no sirve para nada”

La Fiscal Cecilia Goyeneche nos explica con mayor profundidad lo que expresaba mi amigo: 
Lo cierto es que cuando la pena no llega, su imposición se dilata por años, los dineros sustraídos no se recuperan, la sensación de victimización se mantiene o recrudece. Porque la falta de equidad, el prevalecimiento injusto de una posición de poder, no se agotó en los hechos delictivos, sino que persiste también en el propio proceso penal. (Las víctimas de la corrupción – La Nación – 18 oct 2024)
Imposible escapar del todo a esa sensación de victimización que nos invade, pero ¿de verdad no sirve para nada? Para buscar una respuesta decidí alejarme un poco. Se me hace difícil analizar los hechos cotidianos con una mirada que no sea histórica, sin considerarlos como acontecimientos dentro de un contexto más amplio en tiempo y relación. Entendí que por acá había una respuesta diferente que no elimina la sensación de despojo que nos dejó la corrupción, pero que nos permite valorar lo recorrido.  Repito la pregunta. ¿De verdad no sirve para nada el fallo que confirmó la condena a 6 años de prisión de Cristina Fernández de Kirchner?

Otra escala de tiempo

Con la confirmación de la Corte de Casación Penal de la pena a 6 años de prisión para la ex Presidenta Cristina Kirchner, se tiene la impresión de que se cierra un período histórico, como decíamos. El Kirchnerismo llegó al poder sobre las ruinas de los 90´s, con un país golpeado y cansado que necesitaba creer en algo mejor. El derrumbe del sueño menemista dejó a medio país con el culo mirando para el norte y el estrepitoso fracaso de la Alianza lo remató. Sin embargo, en las sombras, un sector de la clase política, cebado de tanto afanar y listo para reciclarse, acechaba dispuesto a aprovechar el desorden y el descrédito en el que las Instituciones del Estado habían caído. Cuando creímos tocar fondo, no sabíamos lo que se venía.  
Silvia Mercado cuenta en su libro “El presidente que no quiso ser”, como Néstor Kirchner quedó cautivado por la capacidad de afanar para la corona menemista de Alberto Fernández desde la Superintendencia de Seguros, pero sobre todo por su capacidad no ser citado nunca por la justicia, ni siquiera mencionado en una causa. Se estableció así un esquema de afano sencillo y eficaz, que jaqueaba organismos de control y luego extraía alegremente desde las diversas cajas del Estado. Tal era el esquema del brillante tándem compuesto por Alberto Fernández (el apego a los Seguros lo acompañó por el resto de su carrera) y su amigo Claudio Moroni.
El mecanismo de afano kirchnerista no es más que la versión descarada y descontrolada de la matriz de corrupción menemista, no surgió de la nada, no fue espontáneo. Y se les fue la mano, el descaro que exhibieron tipos que se movían sin controles y manijeados por el caudal grosero de sus maniobras, hizo que comenzaran a aparecer las primeras osadas denuncias. Se habían ido al carajo.  

Párrafo aparte

Un párrafo aparte para Lilita, que le tocó el culo a De Vido cuando nadie se atrevía, que pidió juicio político para Anibal Fernández en 2007, y que fue acusada de loca, de ridícula, de gorda, de vieja y de fea. Incómoda, indomable, incorrecta, mística y religiosa, temida. Había que meterse con esos nenes en esos tiempos… Hoy, a la luz de lo que fueron dejando los años, me saco el sombrero ante la “vieja loca”. Muchas causas se cayeron, tal vez en alguna declaración se fue a la banquina, pero empezó a marcarnos con valentía que algo estaba pasando. Chapeau, Lilita. Otra mención especial a Jorge Lanata, tipo al que podemos querer más o menos, pero que denunció y puso contra la pared a la corrupción kirchnerista como ningún otro periodista. Y otra mención especial al periodismo en general, que ha sido un aliado inclaudicable e imprescindible de fiscales y jueces en la lucha contra la corrupción todos estos años, a nivel nacional y a niveles locales, jugándose muchas veces el pellejo y la subsistencia. Ensobrados un carajo…   

Llegan las denuncias

Siguiendo entonces con el proceso histórico, llegaron las denuncias y las causas, los Fiscales investigaron y atravesaron el infierno (Nisman como amenaza suprema de un sistema que se siente amenazado). Llegaron los primeros condenados, algunos fueron en cana (en algún momento el penal de Ezeiza es un gabinete K) aunque nadie se quedó demasiado tiempo. Al menos no todo el tiempo que tenemos la sensación que hubieran debido quedarse, pero Boudou, De Vido, José López (con su bolso de 9 palos), Lázaro Báez, Felisa Michelli, Sergio Urribarri, Ricardo Etchegaray, Ricardo Jaime, Romina Picollotti, Juan Pablo Schiavi, Milagro Sala, y la ex presidenta Cristina Kirchner, entre otros ilustres, terminan condenados. 

La dimensión del daño que genera la corrupción

Se dice que la corrupción se afanó un PBI, aunque algún atrevido discute el número y asegura poder probar que es falso. ¿Importa si se trata de un (1) PBI, o de medio (0,5) PBI, o de un cuarto (0,25) ? La definición busca evidenciar la enorme dimensión del saqueo, que en mucho casos empezó bajo la excusa de financiar la actividad política, y que dejó al país en la ruina económica y moral, y a sus perpetradores obscenamente millonarios. Este proceso de juicios y condenas hoy podría ser percibido como insuficiente, y tal vez lo sea, sobre todo porque no hay modo de calcular el daño que la corrupción le acarreó a los ciudadanos en términos de salud, seguridad y servicios que hubiera debido prestar el Estado. Sin embargo ese proceso no pasó desapercibido y aunque se hizo más lento durante el Gobierno de Alberto Fernández, nunca se detuvo del todo, y hoy alcanzó la condena en Casación de Cristina Kirchner, que es sin dudas un corolario, una confirmación de que el afano descarado, obsceno, asesino, de los primeros 15 años del siglo, no se volverá a repetir, y que no quedará impune. 
Cuando se nos pase la indignación y la tristeza, tal vez dentro de algunos años, cuando los tiempos históricos para el análisis se hayan cumplido, podremos empezar a entender que hubo verdaderos héroes, la mayoría anónimos, que le pusieron el freno a esa maquinaria de corrupción descarada y que fuimos testigos de un momento importante de nuestra Historia.

Cambio de época

Asistimos a un cambio de época, al menos parece que ya no va a ser tán fácil afanar. Al menos en estos últimos 10 años hemos visto que al que la hace, si no la paga toda, al menos se le espesa la vida, se le hace cuesta arriba, termina enredado. Para que esta situación mejore deberán fortalecerse las instituciones de la República, los poderes necesitan volver a ser verdaderamente independientes, los organismos de control deben ser imposibles de hackear, no hace falta inventar cosas raras.

Una buena noticia

Hoy no iré más allá de decir que la ratificación de la condena del Juicio Oral de la causa “Vialidad” en Casación, es una buena noticia. Es buena porque más allá de Cristina, de Lázaro Báez, de De Vido, y de la mar en coche, se cierra un proceso que insumió años de investigación, que superó trabas de todo tipo, presiones, que atravesó gobiernos de diferentes banderas, que vio al Ministerio Público Fiscal puesto contra las cuerdas con elasesinato de Nisman como advertencia paradigmática, y que desembocó en una condena ratificada en Casación. 

A mi amigo

No amigo mio, no es verdad que no servirá para nada, porque lo que pasó en esos primeros años del siglo XXI, los “años del saqueo”, no volverá a pasar. Se desactivó un modo de hacer política, una manera de recaudar que encontraba en la insaciable sed de cajas que manifestó siempre el kirchnerismo su manifestación más desagradable. 

Alguno me dirá que hay otros modos, que la corrupción buscará siempre un camino, y es cierto. Pero por acá ya no, por este camino, Nunca más. Valga la figura poética.      

Facebook
Twitter
WhatsApp

Deja un comentario