Por Emiliano Damonte Taborda
La situación de la, actualmente suspendida, Fiscal anticorrupción de la Provincia de Entre Ríos es un espejo interesante de la época que nos toca vivir. Cecilia Goyeneche encabezó desde su fiscalía la lucha contra la corrupción en su provincia y hoy se encuentra suspendida de su cargo por un tribunal irregular, en proceso irregular y a merced de un Superior Tribunal de Justicia entrerriano, enteramente bajo el control del Gobernador Bordet.
Por Emiliano Damonte Taborda
Una guarangada
Es uno de esos casos que indignan por groseros, que de entrada dan la impresión de ser una guarangada insostenible, pero que yendo adelante terminan obteniendo lo que quienes lo promovieron buscaban.
El caso de la suspensión de la FIscal Cecilia Goyeneche tiene el clarísimo y groseramente expresado objetivo de amedrentar al Ministerio Público FIscal.
“Coordinamos la investigación contra el exgobernador, logramos la condena por corrupción, pero ahora es como si nada. Estoy cobrando la mitad del sueldo, no puedo trabajar, y si confirman el fallo, dejaré de percibir mi salario” dice la Fiscal suspendida en una entrevista que le realizó el diario La Nación.
El proceso del que habla Cecilia Goyeneche es el que terminó llevando a la condena por corrupción del ex-Gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. A ese se le suma otro proceso actualmente trabado por maniobras de jueces amigos del peronismo entrerriano, que desnuda una matríz de extracción de dinero público por parte del poder político, de una manera obscena, que estuvo en funcionamiento por lo menos entre 2008 y 2018 en la legislatura de la provincia.
Lo que no se le perdona a la fiscal no es la condena a Urribarri, como dice un amigo mío, la política entrega cada tanto sus víctimas sacrificiales. En esto incluso podría haberle prestado un involuntario servicio resolviendo la interna política provincial. Lo que no se le perdona a la FIscal Goyeneche, es que haya destapado un sistema de extracción de fondos sistemático que corre el riesgo de salpicar a todo el poder político.
Por eso, hoy sin entrar en detalle en las causas, lo importante es recordar que Cecilia Goyeneche sigue separada de su cargo, y que está siendo castigada por haber llevado a cabo un trabajo por el que la nación entera le debe agradecimiento, o al menos un sueldo. Uno de los raros verdaderamente merecidos en el Estado argentino.
Hoy se espera una decisión del Superior Tribunal de la Provincia, que se presume será contrario a lo esperado por Goyeneche, tras lo cual existe la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Última barrera
Vivimos, en el país, y la Provincia de Entre Ríos no es una excepción, un momento de profundo deterioro de la calidad institucional. Un momento en el que la bajísima calidad de las instituciones empieza a entorpecer la vida diaria de los ciudadanos, que quedamos cada día más expuestos.
Que un Gobernador y sus aliados, puedan borrar de un plumazo a un FIscal anticorrupción por hacer su trabajo, es una señal escalofriante de los tiempos. Los desconocimientos por parte del Presidente Fernández de los fallos de la Corte Suprema, las amenazas de juicio político a Rosatti, sus declaraciones de Twittero descontrolado, son elementos que deberíamos tomar en seria consideración, ya que se está vulnerando la última defensa de nuestros derechos.
Tras un período de extracción de fondos del Estado que duró al menos 12 años, hubo una fuerte reacción que culminó con causas como la de la Legislatura Entrerriana, la condena a Urribarri y a nivel nacional la condena a Cristina Kirchner por la Obra Pública en Santa Cruz.. Hoy están llegando los vueltos.
Termómetro insitucional
El caso de la Fiscal Goyeneche es un excelente termómetro de la calidad institucional de nuestro país. Los Fiscales son personajes poderosos, pero extremadamente expuestos. Cecilia Goyeneche no deja de ser una mujer de provincia, que se cruza cada día de su vida con las personas que investiga, con quienes convive diariamente. Desde ese lugar ha llevado a cabo titánicas investigaciones que le han costado carísimas en términos personales.
Mensaje Mafioso
El mensaje de la Corrupción es claro. Quién se mete con nosotros, no sale ileso. Mañana, todos los Fiscales, antes de meter mano en un lío semejante, lo van a pensar tres veces.
Ojala las tres veces decidan ir a fondo, sabiendo que van casi seguramente contra sus intereses personales. Ojalá las tres veces decidan enfrentarse a las mafias. Ojalá alguien entienda que el Fiscal está del lado de la víctima. Que alguien entienda que estos personajes son humanos con una vida personal que se pone en juego cada vez que deciden enfrentar a organizaciones que los superan en capacidad operativa y número, y que en los casos de corrupción especialmente, casi siempre se encuentran ejerciendo el poder político allí mismo donde el fiscal debe investigar. Que las instituciones que les exigen que investiguen, les otorguen la protección que el delicado lugar que ocupan requiere. Los fiscales, especialmente en el interior, están literalmente «en bolas». Muchas veces somos los medios de comunicación, los que recordamos su labor y buscamos por medio de la difusión, sostenerlos.
Que se entienda que no se trata de algo que le pasa a otro, porque en la suerte de casos como el de Cecilia Goyeneche, Fiscal Anticorrupción de la Provincia de Entre Ríos destituida por el “buen desempeño de sus funciones”, se está jugando enteramente la nuestra.