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Bitácora: el Gobierno se “Lija” la confianza / Emiliano Damonte Taborda

Celo y prolijidad en la gestión económica contrastan con el desmanejo político y los excesos de un Gobierno que no ha encontrado una fórmula de acuerdo en el Parlamento que le permita mejorar la gobernabilidad; Institucionalidad vs. Juez Lijo; la salida de la crisis no se ve, ni apretando los ojos por ahora; la Confianza para atraer inversiones se construye con respeto por la Instituciones

Lijo lija lo que Caputo intenta pulir
Lijo lija lo que Caputo intenta pulir

Celo y prolijidad

Un medio especializado en energía daba ayer una noticia que es en realidad una observación detallada, de esas que El Aguijón usa sólo cuando sirven para describir mejor la generalidad. El Ministro de Economía está quemándose las pestañas para sostener un cierto equilibrio fiscal, con una atención que de rigurosa es casi monacal. Caputo permitió un aumento de las tarifas de gas del orden del 4% (esto sin entrar demasiado en detalles), pero a diferencia de lo hecho en los aumentos anteriores, esta vez solo permitió que el sistema recomponga precios por un muy modesto 1% (-3% bajo la inflación). El resto lo tomó para fortalecer la posición Fiscal de cara a un momento difícil y de frente a un fin de año complejo. Pero por otro lado no fue igualmente riguroso con las eléctricas, a las que esta vez les concedió un aumento que les permite recomponer precios en el orden promedio del 5% (+1% sobre la inflación). Para hacer esta diferenciación, el Ministro, a modo de un amanuense medieval, quemándose la vista y tomando Milanta para la acidéz, debe haber observado el panorama y considerado que el camino hecho hasta ahora y las espaldas de ambos sistemas, daban para realizar ese ajuste y que el Gas, beneficiado con otras medidas ultimamente, podía ceder algo en este momento en pos del equilibrio FIscal. 
No fue la noticia en sí la que nos llamó la atención, sino el celo y la prolijidad de la gestión energética que está llevando adelante Caputo (y la coherencia con el objetivo Fiscal) que la noticia deja en evidencia. Esto contrasta fuertemente con las líneas grotescas que trazaban los Camporistas que custodiaban la  generosísima caja de la Energía. Si, estamos hablando bien de Caputo.   

¿Desde dónde puede venir la recuperación? 

Ayer el consumo minorista volvió a dar un dato muy malo. En Agosto cayó más de un 10%, y el informe de CAME es lapidario. No hay evidencias de una reactivación a corto plazo, y los números que muestran la industria y la construcción nos hablan de una salida muuuuuuy lenta, en el mejor de los casos. Hoy por ejemplo nos conformamos con ver que la caída se atenúa, pero eso está muy lejos de ser un rebote. Entonces. ¿De dónde va a venir la recuperación? 
Consideramos que el carro que tira de la economía es el consumo. ¡Pero no se asusten! Consumo hoy parece mala palabra, es como esa cosa fea que precede a la inflación. Sin ambargo, sin consumo, no hay recuperación posible. Para que la gente consuma hace falta que tenga un mango en el bolsillo, pero no a cualquier precio, ya no. No vendrá de la emisión la recuperación del consumo, eso está muy claro. No vendrá tampoco de endeudamiento para financiar déficit Fiscal, está clarísimo que el Gobierno no tomará caminos que alteren el equilibrio que con tanto celo está defendiendo el amanuense Caputo. ¿Cuál es entonces el camino para recuperarnos? ¿Serán las inversiones? 

El abono insustituible de la confianza

Las inversiones son hoy la única salida posible del estancamiento en el que ha caído la economía. Es decir, que argentinos y extranjeros pongan la que tienen en producir lo que sea en el país. Esas que iban a llover y alimentarían brotes verdes que un día se transformarían en frondosos árboles que nos darían cobijo a todos. Las inversiones que este país expulsó con privatizaciones, crisis y cambios de Gobierno, sindicatos que funcionan como fuerza de choque de intereses políticos, despilfarro, y sobre todo, mucha pero mucha corrupción. La gente revoleando bolsos llenos de termosellados no ayuda demasiado a generar confianza, y aquí apareció una gran palabra: Confianza. 

Pobre Toto

Llegado a este punto, el esfuerzo titánico de Caputo contando moneditas como mi vieja cuando no alcanzaba para pagar el alquiler, la luz, comer y pagar el colectivo, me dio un poco de tristeza. Simplemente porque de nada servirá todo ese celo y sobre todo el tremendo esfuerzo que está haciendo la gente, si a los números ordenados no se le agrega confianza. Pero ¿De dónde sale la confianza?
Nada genera más confianza que el orden y la transparencia, pero eso es demasiado general, incluso para El Aguijón, que vive en el elogio de la gran escala y el desprecio del detalle. 

La confianza «Lijada»

Un Gobierno en el que el Presidente se putea con el Congreso no genera confianza. El intento de imponer por decreto lo que fue rebotado por las cámaras legislativas no genera confianza. El intento de colonización de la Corte Suprema de Justicia que marca la promoción del Juez Lijo para ser Ministro del máximo tribunal, no genera confianza. Que al intento de colonización se sume la ex Presidenta de la Nación condenada por Corrupción en primera instancia, intentando nuevamente ampliar el número de Jueces del Supremo Tribunal, no genera confianza. Que el camino de la Institucionalidad sea puntualmente el que defienden las oposiciones y luego el que minan los oficialismos, no genera confianza. 

Institucionalidad

Económicamente este Gobierno está haciendo un esfuerzo titánico, pero está licuando ese esfuerzo (el esfuerzo mayor es el de la gente) con una grosera falta de gestión política, que finalmente repercute en la imposibilidad de salir del pozo recesivo en el que nos encontramos. La Economía es una Ciencia Social, relativa al Ser Humano, y en cualquier esquema que se intente interpretar, la confianza juega un rol fundamental. Lo negaba el Kirchnerismo de plano cuando intentaba explicar la inflación, lo niega este Gobierno de hecho, cuando se ocupa de apedrearla con falta de gestión y proponiendo al Juez Lijo (por ejemplo). Sin institucionalidad no hay confianza, y sin confianza en las instituciones, no hay República posible. Institucionalidad es usar todo el ancho de la cancha, pero ni un solo centímetro más. Institucionalidad, institucionalidad e institucionalidad. No hay otro camino y tenemos una oportunidad para reconstruirla. Lijo no entra en la ecuación…

Salutación

Incomodidad, espíritu crítico, acidez estomacal, que se les rompa el sillón, el banquito o la reposera, les auguro dolor de ancas e inflamación del ciático para que no se queden tranquilamente sentados en los miedos del pasado, los relatos del presente y las promesas del futuro, y más que nunca: solidaridad, empatía, respeto por la dificultad del otro, generosidad y paciencia, espíritu crítico que más no se pueda, ojos abiertos y equilibrio emocional, les augura El Aguijón.
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