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Bahl se sumo a la defensa del Indec por la difusion de los indices de pobreza

El ministro de Gobierno de la provincia de Entre Ríos, Adan Bahl, se sumó a las voces oficiales que salieron a respaldar al ministro de Economía de la Nación, Axel Kicillof, y al director del Indec, Norberto Itzcovich, luego de que el primero dijera que no sabía el número de pobres en el país y el segundo que “es muy difícil determinar cuándo una persona es pobre”.

En una columna de opinión publicada por www.chajarialdia.com.ar titulado “La pobreza no es sólo un número”, repasó los índices que se publicaban en 2001 y dijo que al gobierno no le preocupa negar la pobreza sino trabajar a diario para mejorar las condiciones de vida de la sociedad.

 

“La pobreza no es sólo un número”

Por Adán Humberto Bahl*

En los últimos días, el INDEC publicó un comunicado anunciando que no se informarían -por el momento- los datos de pobreza e indigencia del segundo semestre de 2013 por  dificultades metodológicas. En el último tiempo -como es de público conocimiento- se han hecho cambios sustanciales en la medición de los diversos índices que construye el organismo. Cambios que, vale la pena recordar, han sido reclamados por muchos sectores de la sociedad, y que son el resultado de un esfuerzo por tener estadísticas sólidas y confiables, que reflejen realmente la situación de nuestro país en sus diferentes regiones, considerando los patrones de crecimiento y desarrollo de cada una de ellas.

Ante este anuncio, la oposición y los medios no perdieron la oportunidad de salir a reclamar que se retacea la información, que se borran o se ocultan los pobres. Más allá del número, la pobreza es un problema real del mundo actual, no sólo de Argentina o de Latinoamérica sino de la sociedad en que vivimos.

Y si bien es necesario estimarla con precisión, es también importante comprender los fenómenos que la producen para tratar de minimizarla y sobre todo, para quienes tenemos responsabilidades de gobierno, tomar las decisiones necesarias en ese sentido.

Es por esto que vale la pena reflexionar sobre el proceso de transformaciones que se ha llevado adelante en nuestro país en los últimos 10 años, en el camino hacia una sociedad más inclusiva e igualitaria.

En la crisis del 2001, la mitad de nuestro país era pobre y el desempleo alcanzaba a casi un cuarto de los trabajadores. Vivíamos en un país jaqueado por el sector financiero, des industrializado, endeudado, con un Estado pequeño, ausente, que seguía el camino que le dictaban desde afuera, sacrificando su soberanía.

Hoy, el nivel de desempleo ronda el 6% y en todo el país recuperó el impulso productivo. Las industrias trabajan, exportan sus productos. En muchos casos, los propios trabajadores reabrieron las fábricas que los dueños cerraron. Tenemos un Estado presente que invierte en infraestructura, que apuesta al autoabastecimiento energético y que a lo largo de la última década se ocupó activamente de combatir el empleo en negro, la inseguridad laboral, el trabajo infantil entre tantas otras medidas que ya naturalizamos.

La última semana, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció un nuevo plan para combatir el empleo precario que afecta a un tercio de los trabajadores. Medidas como esta son los verdaderos indicadores de que la pobreza se enfrenta con decisión política.

Medidas como la Asignación Universal por Hijo o el Progresar, son los verdaderos indicadores de que la pobreza se enfrenta todos los días con políticas que generen trabajo y oportunidades para que todos puedan -no sólo alcanzar la canasta básica de alimentos, bienes y servicios-, sino hacerlo en condiciones integrales, en un contexto social que contenga y mejore las capacidades de las personas y su entorno, con perspectivas de inserción social, de educación o mejora laboral, dándole a los jóvenes en situación más vulnerable la posibilidad de que puedan seguir estudiando.

Después de años de destrucción del empleo y flexibilización laboral, fue muy difícil recomponer el mercado de trabajo. Sin embargo, se ha logrado avanzar muchísimo y muestra de ello es, por ejemplo, la presencia de sindicatos que negocian sus salarios en paritarias abiertas.

Este gobierno ha demostrado que puede revisar algunas de sus políticas, pero que no baja las banderas que nosotros consideramos más esenciales, que son el crecimiento económico con inclusión social.

A ese objetivo nos orientamos, y en ese camino, necesitamos y valoramos todas las herramientas, sean los números y las estadísticas, o las críticas que ayudan a consolidar estrategias para mejorar los caminos que venimos recorriendo.

No se trata de negar la pobreza, problema acuciante para nuestra sociedad, sino por el contrario, de manifestar abiertamente que la mejora de las condiciones de vida de la sociedad es un objetivo explícito de esta gestión y en el que se trabaja a diario con firmeza. No hay recetas mágicas para solucionar este problema, hay proyecto, convicciones y decisión política.

* Contador. Ministro de Gobierno y Justicia

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