En el galpón de la ex Estación Norte donde se guardaban los elementos donados, un grupo de cinco familias forzó el ingreso (dentro estaba trabajando gente para organizar la repartición) y se apropió de lo que pudo. La noticia corrió como reguero de pólvora e inmediatamente los saqueadores se multiplicaron.
Los dos policías que estaban abocados a la situación eligieron no causar un mal mayor y decidieron dejar que las cosas sucedan, al igual que los funcionarios municipales que visible y profundamente golpeados anímicamente observaban lo que sucedía como única alternativa posible.
Colchones y bolsones de ropas y frazadas fueron el objetivo común, y los saqueadores trasladaron lo sustraído en carros tirados a caballo (que si tuvieran un peso límite estaría superado facilmente), autos viejos e incluso una camioneta Ford con caja trasera.
Fuente: concordia.elentrerios.com
Autor: Guillermo Acosta – Lucas Griesser