La campaña de trigo no termina de tomar forma y las expectativas iniciales de lograr una buena cosecha a nivel nacional comienzan a desvanecerse. Es que el clima, nuevamente, le está jugando una mala pasada al cereal, que fue duramente castigado por la sequía el año pasado, y lluvias erráticas y escasas en gran parte del área agrícola llevaron a que casi el 40% del cultivo se encuentre en un estado que va de regular a malo.
“Había grandes expectativas por el agua que podían dejar las tormentas anunciadas para el pasado fin de semana, pero las insistentes alertas por fuertes lluvias no se cumplieron”, indicó un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que marcó que solo algunos puntos de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal recibieron lluvias que no superaron los 10 milímetros. Así, a excepción de algunas áreas beneficiadas por precipitaciones anteriores como la zona núcleo, partes del este del territorio bonaerense y Entre Ríos, “los pronósticos se siguen con angustia”.
Según la entidad bursátil rosarina, hoy hay en condiciones regulares a malas casi dos millones de los 5,4 millones de hectáreas implantados con trigo en Argentina. “En esas zonas ya hay signos de deterioro y estrés hídrico marcado”, aseveran los técnicos de la BCR y advierten que “en otros casos el cultivo sigue en buenas condiciones, pero está aguantando”.
De la misma manera, los especialistas alertaron que “sin lluvias en una o dos semanas más, la caída de sus posibilidades productivas será marcada y abrupta”. Hay que tener en cuenta, que en varias zonas la siembra del cereal se realizó con reservas de agua muy justas (menos del 50% de agua útil) y lejos de las recomendaciones agronómicas (partir con suelos por encima del 70% del agua útil).
Para los productores “recibir entre 20 y 50 milímetros (mm) detendría el deterioro del trigo y renovaría las expectativas productivas. La incertidumbre de no contar con un trigo que deje margen positivo y, por lo tanto, un ingreso en diciembre para cumplir obligaciones y llegar a marzo no deja dormir al productor que quedó fuera de los acumulados del primer fin de semana de setiembre”.
MAÍZ
Las lluvias no solo son vitales para la campaña triguera, sino también para la siembra de maíz. Pero la escasez de las mismas, sumado a la falta de agua acumulada por la brutal sequía de gran parte del año pasado y principios de este están jugando una mala pasada a los planteos tempranos del cereal.
“Como no hubo acumulación de agua y venís de años de sequía, para los productores que les llovieron 10 a 30 mm en septiembre, aunque es lo que se espera del mes, no alcanza. La desesperación es muy grande, los suelos están prácticamente secos en el primer metro. Así lluevan 30 o 40 mm y sembrás, la vida de ese maíz implantado se corta y perdiste la inversión si no empieza a llover en exceso. El problema no es septiembre. El problema es la deuda de agua de 3 años y 9 meses”, explicó un técnico de la entidad.
“La desesperación que tiene el productor por recibir en el corto plazo lluvias importantes tiene que ver con la enorme deuda de agua que viene arrastrándose desde hace años. El culpable claramente no es septiembre 2023, si no la falta de agua que se arrastra desde hace casi 4 años en Argentina”, explicó el trabajo de la BCR.
En este sentido, el informe puntualizó que los últimos 9 meses del 2023 le deben a la región núcleo entre 100 y 300 mm, deuda que se suma a los milímetros que no dejó el 2022 (250 a 500 mm). El año pasado llovió entre el 50% al 55% de una media pluvial que en la región núcleo es de 900 a 1050 mm. Pero la deuda sigue creciendo porque en el 2020 llovió solo entre el 65 y 70% de la media y en el 2021 entre el 60 y 70%. Esto hace un faltante equivalente a un año y medio de lluvias.
SIN LLUVIAS A LA VISTA PARA EL FINAL DE SEPTIEMBRE
Hasta el 26 de septiembre, los modelos de pronósticos muestran muy poca agua para la Región Pampeana. “Puede haber una inestabilidad en los próximos días. Pero para Buenos Aires y la región núcleo, los posibles montos serían inferiores a los 10 mm. Sí continúan los pronósticos de tormentas importantes para el extremo NE del país, específicamente en Misiones y Corrientes que afronta una temporada de constantes amenazas por inundaciones”.
Para la semana próxima, hasta el 3 de octubre, parte del centro y sur de la franja este de la Región Pampeana podrían acumular algunos milímetros, pero muy modestos. “Las posibilidades de algún cambio significativo podrían empezar a verse en los últimos días de septiembre o primeros días de octubre”, indicó el informe.