Por Osvaldo A. Bodean, publicado por www.elentrerios.com
Quiso el destino que el mismo día que eligió Sergio Urribarri para terminar de dar forma a su «crónica de una declinación anunciada», los docentes salían a la calle a reclamar por algo tan elemental como sus haberes.
El contraste se tornó evidente. Los periodistas hurgábamos en las noticias buscando alguna pista sobre el «próximo paso» del renunciado. Mientras, los maestros, en el día 12 del mes, recorrían los cajeros para verificar si le habían acreditado el sueldo.
Tal vez el «sueño entrerriano», desde su génesis hasta su desenlace, haya estado atravesado por este juego de luces y sombras.
Por un lado, Urribarri, ausente de la provincia, gastando fortunas en su intento por subir a la cumbre. Por el otro, las economías regionales -como el citrus y el arroz-, los hospitales, las clínicas, el IOSPER, las escuelas, la justicia, la policía, luchando por no precipitarse en un abismo que combina inseguridad, desempleo, desprotección, penurias presupuestarias, etc.
Obvio que es entretenido y también, a su manera, relevante, escudriñar en el futuro político de Sergio Urribarri, por lejos el dirigente más importante de la política provincial de hoy. Haga lo que haga, aún debilitado como está por estas horas, incidirá en las PASO y en las generales. Pero el sentido de la política pasa por dar respuestas a asuntos mucho más acuciantes que solamente el reparto de cargos.
Tal vez valga el ejercicio de disparar preguntas, algunas con respuestas más que obvias, dejando que se mezclen la agenda electoral con las inquietudes del pueblo. Veamos:
¿Cuánto se gastó y de dónde salieron los fondos para la apabullante campaña presidencial? Tras no dejar ruta ni calle sin su foto, ¿presentará una rendición de cuentas, como -vale agregar- deberían hacerlo todos los candidatos?
¿El paso al costado de Urribarri, afectará las chances del oficialismo en Entre Ríos?
Ello tal vez dependa de la respuesta a otro interrogante: ¿A qué será candidato Urribarri? No es lo mismo que vaya de vice o legislador nacional, algo así como escalones del purgatorio, a que deba descender a peldaños menores en la escala del poder.
¿Cuán debilitado queda para conducir la interna de su partido y frenar el predecible desbande hacia Scioli?
¿Le queda margen para hacer en Entre Ríos lo mismo que CFK en Nación, es decir, que se bajen los que menos miden o, directamente, bendecir a un candidato a gobernador? Y de ser así, ¿cuántos quedarán lastimados y cómo podría incidir en las urnas?
¿Cómo se conjugan Urribarri y Artigas, a cuyo nombre apeló en su carta de declinación? ¿La subordinación absoluta a la Casa Rosada guarda algún parecido con aquella altivez de los caudillos del interior que enarbolaban la bandera federal?
¿Podrá volver a pagar los sueldos del 1 al 10, al menos en el último tramo de su gestión?
¿Cómo justificará el crédito estatal de privilegio al 5% anual a los nuevos dueños chinos de Citrícola Ayuí cuando al resto de los actores de la actividad económica no les queda otra que ir a llorar a los bancos, donde jamás podrían acceder a semejantes facilidades?
¿Cuál será el desenlace del juicio a los policías en Concordia y qué costo político supondrá? ¿Alcanzará con condenar a sólo 18 policías para dar la impresión de que se hizo justicia por los hechos de diciembre de 2013? ¿Qué pasa con los demás efectivos, casi un centenar, a quienes la propia fuerza sumarió por la sublevación? ¿Y qué hay de las responsabilidades políticas de quienes primero no supieron evitar la crisis y luego no estuvieron a la altura de las circunstancias para conducirla, al punto de que en vez de apagar el incendio lo avivaron?
¿Avanzará alguna vez en el proyecto de ley de ética pública que exige la reformada Constitución Provincial, obligando, por ejemplo, a que se den a publicidad las declaraciones juradas patrimoniales?
Tras años de manejo arbitrario de la publicidad oficial, ¿se atreverá a reglamentar el artículo 14 de la Carta Magna entrerriana que exige «pautas objetivas para asegurar la distribución equitativa y no discriminatoria de espacios en los medios de comunicación” .
¿Cómo se saldrá del colapso del sistema de salud? A modo de muestra, Villa Elisa, con casi 20000 habitantes, sólo cuenta para internación con 14 camas del hospital público ya que el único sanatorio privado quedó reducido a consultorios. El ideal que recomienda la OMS son 8 camas cada 1000 pobladores.
¿ Avanzará con los centros de recuperación de adictos que subsanen en algo el gravísimo déficit en infraestructura que deja a la deriva a miles de personas enfermas expuestas a un narcotráfico cada vez más poderoso?
LA SALIDA MÁS DECOROSA
Un lector de El Entre Ríos se preguntaba cuál sería la salida más decorosa para Urribarri, sugiriendo que sea candidato a intendente de Concordia. Es respetable el planteo, pero el decoro, es decir, el honor, no depende primariamente de los cargos que una persona detente sino de un modo de actuar.
Si Urribarri, tras 30 años de ejercer cargos públicos, se atreviera -cosa que no va a suceder- a pasar 4 como ciudadano de a pie, sin fueros que lo protejan, ¿acaso no sería un gesto digno, honorable? ¿Alguien podría endilgarle falta de decoro por caminar las calles como uno más del pueblo? Todo lo contrario.
El 2019 aún está lejos pero no sería de extrañar que el gobernador ya tenga la mira puesta en ese año, para cobrarse la revancha, para volver a soñar, si no con la presidencia al menos con una tercera gobernación.
La constitución provincial se lo prohíbe, es cierto, pero no sería descabellado suponer que mediante una lista de candidatos a legisladores hecha a su imagen y semejanza, procurase una nueva refrescada de la carta magna que destrabase su regreso al sillón de Urquiza.
Con la secreta ambición de igualar a su mentor.