El río Paraná trasladó su crecida aguas abajo, hasta quedar ayer por la tarde en 6,60 metros frente al puerto de Santa Fe, y en 5,22 metros en Rosario, todavía con tendencia a continuar en suba. La cifra de evacuados se acercó a 1.400 personas, habitantes en su mayoría de riberas por fuera de la infraestructura de defensa en los departamentos La Capital y Garay. Un informe de la CTA Autónoma de Santa Fe inscribió este drama dentro de las 310.000 familias que tienen problemas habitacionales en la provincia, según el censo de 2010.
«Mientras los bordes de los ríos son inestables, quienes los habitan son sectores marginados que no tienen cabida en otro hábitat adecuado, igual que en el caso de quienes se instalan a la vera de las vías del ferrocarril. Pero cuando las obras aparecen, esas mismas riberas pasan a ser mercancías del mercado inmobiliario para sectores acomodados», cuestionó el urbanista Roberto Monteverde, director del Instituto de Gestión de Ciudades (IGC) dijo a Rosario/12.
En Rosario se aguarda que la semana próxima se llegue al pico máximo, mientras Defensa Civil sigue con la construcción de defensas en la zona de la desembocadura del arroyo Saladillo, para proteger a unas 30 familias del lugar, asentadas en la zona más vulnerable. Hasta entonces, no serán evacuadas.
La luz de esperanza que asomó al término de la jornada fue la bajante que el río comenzó a experimentar en los puertos aguas arriba como Andresito, Puerto Iguazú y Reconquista. En el gobierno asumen que el Paraná llegará a Rosario a su nivel máximo la semana próxima y que seguirá crecido varios días. En el barrio El Mangrullo, la zona vulnerable de Rosario en esta creciente, hay 30 familias en riesgo de inundación, aunque todavía no se procede a su evacuación debido a que se están construyendo defensas que, estiman, todavía pueden resistir el agua. El gobierno nacional convocó a los ministros de Salud de las provincias que afrontan el desastre.
El secretario provincial de Protección Civil, Marcos Escajadillo, dijo ayer que la cantidad de evacuados llegó a 1.392 personas, debido a que el ascenso del río y complicaciones sumadas por la lluvia de ayer obligó a rescatar pobladores en la localidad de Arroyo Leyes. Frente al puerto santafesino, el Paraná subió un centímetro en tres horas y alcanzó 6,59 metros. Todavía sigue creciendo.
INUNDADOS DE SIEMPRE
Desde el ámbito gremial, la CTA Autónoma interpretó el trasfondo político-social del desastre. «No hay terrenos para gente pobre que no se inunden, por eso terminan viviendo a la vera de los ríos, lejos de los anillos de defensa. El problema es la exclusión económica y territorial», concluyó Marcos Perusini, secretario general de la seccional Santa Fe. Según el censo de 2010, en Santa Fe hay casi 310.000 familias con problemas de vivienda. El 27 por ciento habita en ranchos y casillas. Según cita el informe de la CTA, en la capital provincial hay 24 mil familias que padecen déficit habitacional, que residen en villas miseria, y que en Rosario esa falencia se ha calculado en 50 mil viviendas.
El urbanista y director de proyectos de la consultora IGC, Roberto Monteverde, se cuenta entre quienes adjudican el origen de estos desastres a «una combinación de factores multicausales», con gran incidencia de uno, preponderante: «El poco respeto que se le da, a la hora de urbanizar, a las condiciones naturales». Y entre las consecuencias, entrevió el saldo humano: «Mientras los bordes de un río se mantienen inestables y sin tratamiento de infraestructura, quienes lo ocupan son sectores marginados que no tienen cabida en un lugar mejor, tal como quienes se instalan a vivir a la vera de las vías del ferrocarril. Luego, cuando aparecen las obras de ingeniería, la regulación estatal, ahí aparecen los sectores acomodados, los especuladores o los dueños de la tierra. Pasó en Posadas, con Yacyretá, pasó de algún modo en el norte del Gran Buenos Aires sobre el delta, y pasó también en los terrenos inundables de Nuevo Alberdi. Mientras no hay tratamiento, eso queda para los pobres, luego se transforman en mercancías inmobiliarias», señaló Monteverde.
SITUACIÓN
«En las localidades costeras se ha reforzado el sistema de bombeo, y si bien estamos complicados, ya el río viene bajando a la altura de Reconquista y San Javier. De todos modos, esta crecida se prolongará varios días, por eso estamos preparándonos en el Comité de Emergencia para afrontar esta situación con las familias evacuadas», dijo Escajadillo. Refirió que la mayoría de estos pobladores habitan en zonas próximas al río y cauces secundarios, «por fuera de los anillos de defensa, mayormente vinculados a la actividad pesquera como medio de vida, por lo que es comprensible que algunos resistan abandonar su vivienda, y se nieguen a ser trasladados a lugares distantes», evaluó.
Mientras tanto, anoche se mantenía el estado de alerta metereológico para la región, con un pronóstico de más lluvias y hasta la probabilidad de caída de granizo.
Las localidades más afectadas son Reconquista, Las Toscas, San Javier, Santa Rosa de Calchines, Santa Fe, Santo Tomé, Arroyo Leyes y Arocena. Entre ellas, suman 1.373 personas evacuadas, aunque anoche Escajadillo ajustó esa cifra en 1.392.
El gobierno provincial coordinó con esos municipios y comunas tareas de asistencia y prevención sanitaria, con equipos itinerantes que recorrente los centros de evacuación y la zona de islas en las que persisten familias que se niegan a retirarse a tierra firme. El ministro de Desarrollo Social, Jorge Alvarez, dijo que esa cartera transfirió a intendentes y presidentes comunales 1,5 millón de pesos, además de chapas, colchones y frazadas.
En Rosario, con el río en 5,22 metros, la situación aún no llegó al límite de evacuación. Gonzalo Ratner, de Defensa Civil, estimó que eso se dará dentro de unos diez días, pero que mientras tanto están construyendo un cordón de defensas con bolsas de arena y movimientos de suelo y escombros que resguardan al sector más vulnerable, donde habitan unas 30 familias, y despejan alcantarillas y desagües pluviales.
El ministro de Salud, Miguel González, aseguró que por ahora «no hay grandes dificultades» en materia sanitaria y lo atribuyó a la presencia territorial de los centros de atención primaria. Sus agentes distribuyen pastillas potabilizadoras para el agua, y toman recaudos ante la posible aparición de focos de leptospirosis o dengue, enfermedades que encuentran una situación propicia en una inundación.
González viajará mañana a Buenos Aires, convocado por su par nacional Jorge Lemus, junto con otros ministros provinciales afectados por la emergencia hídrica. «Necesitamos cierta facilidad para manejar recursos pero vamos a ver cuáles son las posibilidades de los funcionarios de Nación. Por ahora estamos trabajando con recursos propios para paliar la situación», dijo el ministro de Miguel Lifschitz.
Se informó, además, de maniobras de la Empresa Provincial de la Energía tendientes a suspender el servicio eléctrico en tramos de la ruta 1 y en Sauce Viejo para evitar riesgos de electrocución en lugares anegados.