Durante la celebración del centenario de la Cámara de Comercio y Servicios (CACyS), el presidente Javier Milei declaró con contundencia: “La recesión ha terminado y el país ha comenzado a crecer”. No obstante, advirtió: “Esto no quiere decir que hayamos llegado a destino”.
Una de las manifestaciones de ese punto de inflexión en la actividad económica -tanto productiva como comercial- se refleja en el cambio detectado por el Ministerio de Trabajo en la última Encuesta de Indicadores Laborales (EIL). El informe, que incluye empresas con más de 10 empleados registrados, corresponde a septiembre e incluye también las expectativas de movilidad del personal en relación de dependencia para lo que resta del año.
“El nivel de empleo privado registrado en los 11 aglomerados urbanos relevados (Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, Santa Fe, Paraná, Bahía Blanca, Jujuy, Mar del Plata y La Plata) mostró en septiembre un incremento de 0,2% respecto al mes anterior”, destaca la EIL.
La expansión del empleo fue generalizada por región, aunque con mayor impacto en el interior del país. Mientras que en el Gran Buenos Aires el crecimiento fue de 0,1%, en el resto del territorio nacional la nómina asalariada creció 0,5% en comparación con agosto.
En esta ocasión, el aumento neto del empleo en el sector privado se explica principalmente por la reducción en la tasa de desvinculaciones, que cayó 0,2 puntos porcentuales y se ubicó en 1,48% de la dotación del mes anterior. Este nivel es el más bajo desde noviembre de 2020, cuando la crisis sanitaria por el Covid-19 y las severas medidas de aislamiento decretadas por el gobierno de Alberto Fernández afectaron la economía.
Por otro lado, la tasa de ingreso de personal aumentó por tercer mes consecutivo, alcanzando 1,7%, la cifra más alta desde inicios de 2024 -en enero se reactivan los puestos de trabajos privados registrados, en gran parte por el régimen especial que rige en la construcción, donde es común que los trabajadores se desvinculen transitoriamente en diciembre para poder acceder al seguro de desempleo, cuyo valor se estima en torno a un salario promedio anual-.
La diferencia positiva en septiembre entre ingresos y salida de personal fue la más amplia desde julio de 2023, y elevó el saldo neto de incorporaciones de 6.700 en agosto a casi 14.000 el mes siguiente
Si bien ambos indicadores -tasa de entrada y salida- se mantienen en niveles bajos en comparación con la serie histórica de más de 23 años (2,36% y 2,26%, respectivamente), la diferencia positiva en septiembre fue la más amplia desde julio de 2023. Esto permitió que el empleo asalariado en empresas con más de 10 trabajadores intensificara el aumento de 6.700 en agosto a casi 14.000 el mes siguiente.
No obstante, del relevamiento del Ministerio de Trabajo surge que solo el 5% de las empresas anticipa cambios en su dotación de personal: 2,6% prevé aumentarla, mientras que 2,3% espera reducirla, lo que resulta en una expectativa neta de 0,3 por ciento.
Este panorama para el conjunto de actividades en los grandes aglomerados contrasta con los resultados obtenidos por el Indec en los sectores específicos de la industria y la construcción.
En el caso del sector manufacturero, el Informe de Coyuntura Industrial (EMI) detectó que para el trimestre octubre-diciembre de 2024, solo 5,8% de las empresas planea incrementar su plantilla, mientras que 18,8% prevé reducirla, lo que resulta en un saldo negativo de 13 por ciento.
Por su parte, en la construcción se mantiene una marcada diferencia entre los proyectos privados y los de obra pública. En el sector privado, 12,8% de los empresarios proyecta aumentar la dotación, superando en 2,7 puntos porcentuales a quienes planean reducirla. En cambio, en la obra pública, 10,8% prevé incorporar personal, mientras que 22,5% anticipa recortes en sus planteles.
Así, la movilidad positiva que anticipa la EIL parece concentrarse en sectores como el energético, minero, comercio y servicios privados.
Una característica relevante del crecimiento del empleo formal privado en septiembre es que se dio de forma generalizada en puestos de todos los niveles de calificación: desde posiciones profesionales hasta inserciones que no requieren calificación y niveles técnicos y operativos.
Además, la EIL registró un incremento en todas las modalidades de contratación. La expansión del empleo no se limitó a los contratos a plazo fijo y al personal de agencias, sino que también creció el personal por tiempo indeterminado.
De cara al futuro, queda claro que, más allá de la modernización legislativa, la generación de empleo dependerá en gran medida de las empresas, que deberán invertir en la capacitación de una parte importante de la población actualmente ocupada en tareas de baja calificación. Esto último será clave para que puedan acceder a puestos mejor remunerados y contribuir a la sostenibilidad del crecimiento económico.